
El estancamiento cíclico de la economía no es nuevo
En una perspectiva histórica todas las economías se mueven en ciclos, esto es con expansiones y recesiones en donde la variable que determina su comportamiento en el mediano y en el largo plazo es la inversión. Dicha variable responde a múltiples factores; entre ellos destacan la confianza de los inversionistas en el mantenimiento de un estado de derecho y, especialmente, el comportamiento de la tasa de interés, que es el precio del dinero.
Existe una relación muy estrecha entre la tasa de interés y la demanda agregada de una economía. Esta vinculación se da a través de dos aspectos: uno es el impacto de la tasa de interés en la demanda de bienes de consumo, y el otro es su relación con la demanda de bienes de capital (inversión).
Si suben los precios de forma generalizada (inflación) en la economía, la tasa de interés que ofrecen los bancos por el ahorro que realizamos tiende a subir para compensar la pérdida del poder adquisitivo. Al subir la tasa de interés los consumidores dejan de consumir hoy en aras de consumir en el futuro (se incentiva el ahorro). Por su parte, los empresarios disminuyen las inversiones que realizan ya que el precio del dinero se encarece. Al bajar el consumo y la inversión, el crecimiento del Pib disminuye, y se inicia una etapa hacia la baja en el ciclo económico, provocándose de esta forma un estancamiento o incluso una posible recesión.
Para reactivar una economía que entra en recesión, si ya no está presente un problema inflacionario, los bancos centrales tienden entonces a disminuir sus tasas de interés con el objetivo de impulsar tanto el consumo como la inversión. Qué tan bajas pueden ser las tasas de interés, es una preocupación de los banqueros centrales de todos los tiempos y en todos los países.
Desde la crisis financiera de 2008-09 las tasas de interés se han reducido en niveles sin precedentes, ello con el fin de apoyar el crecimiento de las economías, y cabe mencionar que han subido sólo marginalmente durante los últimos años. Con la recesión causada por el Covid 19, los bancos centrales tienen ya muy poco espacio para impulsar la economía vía reducciones en tasas. Esto implica que la política monetaria ha ido perdiendo efectividad.
La mayoría de las investigaciones sobre tendencias a largo plazo en las tasas de interés se basan en datos del siglo pasado; sin embargo, en un artículo de Paul Schemelzing de Yale School of Management y del Banco Central de Inglaterra, se ha reunido información sobre las tasas de interés reales (ajustadas por la inflación) que se relacionan con el 78% del Pib de los países avanzados, desde el s. XIV, cuando el capitalismo y el libre mercado empezaron a crecer. El autor encontró que las tasas de interés reales cayeron de un porcentaje de alrededor de 10% en el s. XV a sólo 0.4% en 2018.
Lo anterior debilita el argumento de algunos analistas, que sostienen que el “estancamiento cíclico” es un malestar económico reciente. Los datos de Schemelzing sugieren que el estancamiento cíclico, reflejado en tasas de interés bajas, ha sido un tema desde que el capitalismo nació. Así, por ejemplo, la caída de las tasas de interés que se ha registrado desde principios de los años 80´s, quizá no haya sido el resultado de problemas agudos coyunturales (como es una población envejeciendo, que le resta fuerza a la generación de Pib), sino simplemente el retorno a una tendencia que viene registrándose por siglos.
Los datos también contradicen algunos planteamientos de Thomas Piketty plasmados en “El capital en el siglo XXI”, afirma The Economist. Piketty argumenta que el rendimiento del capital se ha mantenido constante y que ha sido consistentemente más alto que el crecimiento de la economía. En estas condiciones, el capitalismo, dice Piketty produce una desigualdad de ingresos cada vez mayor, ya que no hay fuerzas que actúen en contra de la concentración constante de la riqueza. Sin embargo, si las tasas reales (que son el rendimiento del capital) han estado cayendo durante siglos, como se demuestra en el estudio del Yale School of Management y del Banco Central de Inglaterra, es muy posible que sí exista tal fuerza que contrarresta dichas desigualdades.
Si la tendencia histórica persiste, las tasas de interés reales a finales de la década de los años 20´s estarán en territorio permanentemente negativo (en niveles inferiores a la inflación). De suceder esto, las políticas monetarias irán perdiendo, cada vez más, efectividad para impulsar el crecimiento vía reducciones en la tasa de interés.
Ante la pérdida de espacios de operación de la política monetaria, las economías que tengan más éxito en sortear la actual crisis económica serán aquéllas que diseñen e instrumenten un paquete exhaustivo de estímulos fiscales, para rescatar a la planta productiva de sus respectivos países.
Cabe mencionar que, desafortunadamente en el caso de nuestro gobierno, son mínimas las medidas de apoyo fiscal que se han aplicado para el aparato productivo, en respuesta a los efectos del Covid.19. En efecto, el paquete de estímulos fiscales de México representa sólo el 0.7% del Pib, el segundo más bajo entre los países de la OCDE, únicamente después de Sudáfrica. Contrasta notablemente, por ejemplo, con el 17.7% y el 15.2% del Reino Unido y de Francia, respectivamente.
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