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La respuesta de México ante el Covid

Ricardo SerranoEconomía | 2020-06-03

Es innegable que la llegada del coronavirus a nuestras vidas es uno de los hitos más significativos en las últimas décadas. Si seis meses atrás alguien nos hubiese dicho que, debido a algo llamado COVID-19, se verían afectadas a tal grado nuestras vidas diarias, muy probablemente no lo hubiésemos creído. Y es que no se requiere de mucho para observar los cambios en un amplio espectro de temas, tanto en lo económico, como en lo referente a la salud y hasta lo puramente sociocultural.

Es precisamente en el ámbito económico, sin que esto signifique un descuido a los otros, en el que la mayoría de los países han enfocado sus esfuerzos y adoptado políticas para mitigar el efecto que sufrirán a causa del virus. Hasta el momento van 193 naciones que presentan programas de apoyo económico para sobrellevar la inminente crisis que se avecina. Estos programas van desde apoyos a las empresas (“Esquema de retención de empleo por coronavirus” en el Reino Unido), pasando por prórrogas en el pago de impuestos (Canadá destinará 2.2% de su PIB en este rubro) y hasta transferencias directas a los ciudadanos (cheques de estímulo en EE.UU., equivalentes al 1.5% de su PIB).

Un factor primordial en la decisión de políticas económicas de todos los países es el estado inicial de la economía antes de experimentar cualquier choque determinado. Mientras mejores sean las condiciones previas (crecimiento del PIB, manejo de deuda pública, grado de inversión, etc.), el país tendrá más espacio de maniobra para hacer frente a una crisis.

Resulta entonces lógico hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo le iba a la economía mexicana antes del coronavirus? En cuanto a crecimiento del PIB, México cerró el 2019 con una tasa anual de crecimiento del -0.1%. Para finales de febrero de este año, debido a un desplome en el precio del petróleo, el dólar ya había cruzado la barrera de los 22 pesos. En materia de generación de empleo, cerramos el 2019 con la mayor pérdida registrada en la última década, con un total de 382 mil empleos perdidos. En fin, si bien la economía de México no se encontraba en caída libre antes del COVID-19, como mínimo estaba al borde de una recesión.

Medidas de México en materia fiscal

En cuanto a transferencias monetarias a personas, fueron adelantados 2 meses de pensión que reciben cerca de 8 millones de adultos mayores, el monto total de esta acción resultó en 42 mil millones de pesos. Sin embargo, cabe señalar que estos recursos ya estaban contemplados en el presupuesto de egresos para el año 2020, por lo que no se trata de una medida nueva en respuesta a la crisis. Similarmente, no se ha detallado ninguna estrategia en lo referente a apoyo para trabajadores.

En ayuda a las micro y pequeñas empresas, se aprobó un programa de un millón de créditos, cada uno de 25 mil pesos, que serán otorgados exclusivamente a solicitantes incluidos en el padrón de la Secretaría de Bienestar. Adicionalmente, fue anunciado otro millón de créditos del mismo monto, dirigido a empresas pequeñas con trabajadores inscritos en el registro formal, sujeto a que no hayan dado de baja trabajadores y hayan mantenido los niveles salariales. Paralelamente, el SAT aplazó la fecha límite para la declaración de personas físicas hasta el 30 de junio de este año. El monto total de estas medias de apoyo representa el 0.4% del PIB mexicano.

Comparado a otros países (EE.UU. con 14.8%, Alemania con 32% e inclusive Perú con un 12%), el monto total del apoyo fiscal en México como porcentaje del PIB es considerablemente bajo y, sin lugar a dudas, se requieren más medidas para apoyar a la población y al sector empresarial. Sin embargo, un gran número de estos países recurrieron a aumentar su nivel de deuda pública para financiar el apoyo.

Debemos entender que, para el caso específico de México, con una relación de deuda-PIB del 54,1%, endeudarse ahora no es la mejor respuesta. Comparado a otros países (Alemania con 56.9%, Brasil con 90.4% e Italia con 133.4%, por mencionar algunos) el nivel actual de la deuda es relativamente bajo. Sin embargo, el deterioro de las finanzas públicas es evidente. Con los precios del petróleo, las calificaciones crediticias y el peso, todos a la baja, la alternativa de endeudarnos, como estrategia para destinar más recursos a las medidas de apoyo en materia fiscal, representa una postura muy arriesgada.

Asimismo, el pensar que puede haber un acuerdo político para “subir los impuestos” en el futuro y así pagar la deuda no es del todo realista. Además, el efecto que una reforma tributaria de este tipo tendría sobre el PIB sería muy negativo, posiblemente resultaría en el aumento y perpetuación de la informalidad. Esto es específicamente alarmante para un México en el que la mitad de la población económicamente activa no paga ISR.

Medidas de México en política monetaria

El Banco de México también ha implementado estrategias en apoyo a la economía. Específicamente, disminuyó la tasa de interés interbancaria a 5.5%, redujo en 50 mil millones de pesos el monto de regulación monetaria que las instituciones bancarias deben tener depositado obligatoriamente y busca incentivar el otorgamiento de crédito dando liquidez al sistema financiero, esto mediante la devolución de los depósitos a largo plazo que cada institución bancaria tiene en Banxico. El valor agregado de estas medidas es de 750 mil millones de pesos (3.3% del PIB).

Evidentemente, el banco central está haciendo uso de todos sus mecanismos posibles para estabilizar la economía. No obstante, estos pueden tener un efecto distinto al deseado. Si bien la tasa de interés de referencia pasó de 7.0% a 5.5%, muchos expertos aún consideran que es una disminución modesta y que ésta debería llegar hasta 0%. En cuanto a las medidas para darle liquidez al sistema financiero, a la fecha de hoy no hay lineamientos de cómo deberán ser empleados esos recursos por parte de los bancos, por lo que quizás no se utilicen para aumentar el otorgamiento de crédito a empresas afectadas. Y, sobre todo, la mayoría de las medidas anunciadas no entrarán en vigor sino hasta el 30 de septiembre.

Medidas de organismos externos

Por último, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante su división de BID Invest y en colaboración con el Consejo Mexicano de Negocios, anunció un plan de financiamiento para las cadenas productivas del país. El plan consiste en un financiamiento agregado de hasta 12 mil millones de dólares disponibles a través de la estructura de factoraje inverso, la cual radica en la venta de facturas de MiPymes que conforman las cadenas de producción de las grandes empresas, con el fin de aumentar su flujo de caja de las propias micro, pequeñas y medianas empresas.

Esta es una medida que no escatima en recursos y que permite que la cadena de suministros siga operando, de forma que la oferta agregada no caiga por falta de liquidez. Sin embargo, debemos señalar que, debido a la naturaleza misma del factoraje inverso, se trata de una estrategia limitada únicamente a las empresas que son proveedores de las grandes firmas en México. De esta forma, si una Pyme no tiene cuentas por cobrar de alguna de las empresas seleccionadas por el CMN, no podrá aplicar a este financiamiento.

La realidad es que la economía mexicana no cuenta con mucho espacio fiscal para implementar un sinfín de estrategias de apoyo, por lo que las medidas elegidas deben estar dirigidas eficientemente. Asimismo, la crisis exige que haya una total interdependencia entre los distintos agentes ideando políticas de apoyo. Un esfuerzo significativo por parte de Banxico por sí sólo, no tiene el mismo efecto que una intervención acompañada de un esfuerzo correspondiente en materia fiscal. Es tiempo de unión y de trabajo en equipo.

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